Hay días en los que nada tiene sentido… Y la tristeza invade mi cuerpo, y no me deja ser, me hunde, casi hasta llegar al centro de la tierra, sin siquiera dejarme respirar. Pero a veces no muy seguido una pequeña sonrisa se asoma por mis labios, y mi espíritu me dice que hoy dormiré sabiendo que estoy viva, y que ese hecho tiene un valor inmenso