"Me siento raro". Así te explicaste. No sabía si creerte o reprimir el llanto como en cada historia repetida. Quería gritarte que me estabas clavando un puñal, que estabas matando todo lo que quedaba de mi. Te había dado tanto que ya ni me quedaba para respirar, todo me asfixiaba y me daba una razón para querer dejarme, comerme, morirme. No me importaba nada más que irme lejos de los lugares en los que habíamos estado juntos. Me traían recuerdos y demasiados desvelos como para seguir soñando que algún día ibas a volver. Tu recuerdo me invadía el cuerpo y no me dejaba vivir pero tampoco morir. Me hacías sufrir, me hacías ser parte de algo que nunca fue, me hacías amarte con el pretexto de que siempre ibas a estar para mí. Caía y solo consiliabas verme a lo lejos con una extraña retorica en la expresión. No sabía si vivir valía la pena sin ti. Intente sacarme la vida a través del llanto. Me quitaste tanta vida que aún así te hubiese dado todo lo que tenía. Soy así supongo, quiero con el alma, amo con el corazón y así es como termino sin ninguno de los dos. Lo que tù nunca entendiste es que para ser amado hay que saber amar. Lo que tu nunca entendiste, amor, es que para ser amado hay que dejarse amar!